LA HERMENÉUTICA EN GENERAL
Una definición más completa es: “la ciencia que
estudia y define principios y métodos para interpretar el sentido o
significado de un determinado autor u obra.”; y
en lo que respecta a nosotros, en este seminario nos ocuparemos de conocer los
principios y reglas establecidos para el estudio de los Escritos Sagrados.
El objetivo primario y básico de la hermenéutica es descubrir y explicar,
hasta donde sea posible, el significado original del texto bíblico, tomando en
consideración que “toda la Escritura es inspirada por Dios” y que para
poder entenderle e interpretarle correctamente es necesario contar con la ayuda
del Autor y Maestro de este majestuoso Libro, el Altísimo Dios Todopoderoso; y
que contiene, además, un mensaje no solo para la época en que los Hagiógrafos
Sagrados fueron inspirados para escribirla sino para todas las épocas, por lo
cual decimos que “Dios es el mismo, ayer hoy y siempre”.
Para mayor provecho de la Palabra de Dios, el estudiante
serio de las Escrituras debe realizarse siempre 2 preguntas primarias:
1. ¿Qué quiso decir el
escritor bíblico a los primeros destinatarios del texto?, y
2. ¿Qué nos dicen ese
mismo texto y autor a nosotros hoy en día?
Para descubrir este doble significado, debemos hacer lo que
llaman los eruditos “la contextualización” del texto y del mensaje; es
decir, darle el sentido correcto. En esta etapa se debe
situar el texto dentro del contexto o ambiente histórico,
social y literario en el que fue compuesto inicialmente para
descubrir el significado o sentido primario que el autor quiso dar a sus
primeros lectores u oyentes.
Luego debemos situar ese mismo texto en el contexto en el
que vive el lector o destinatario actual para descubrir lo que
realmente quiere decir Dios al lector contemporáneo.
Especialmente importante para el exegeta es el transportarse
mentalmente a la época de un escritor antiguo, estudiar las
circunstancias que le rodeaban al escribir y, entonces, mirar al mundo desde
el punto de vista del escritor.
Ejercicio. Dado lo anterior, analicemos Hch. 21:
27-36.
27Pero cuando estaban para cumplirse
los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda
la multitud y le echaron mano, 28dando voces: ¡Varones israelitas,
ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo,
la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha
profanado este santo lugar. 29Porque antes habían visto con él en
la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el
templo.30Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y
apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente
cerraron las puertas. 31Y procurando ellos matarle, se le avisó al
tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. 32Este,
tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al
tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. 33Entonces,
llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó
quién era y qué había hecho. 34Pero entre la multitud, unos
gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a
causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. 35Al llegar a
las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la
violencia de la multitud; 36porque la muchedumbre del pueblo venía
detrás, gritando: ¡Muera!
Durante las festividades que tenían lugar en Jerusalén, por
lo regular, el procurador se trasladaba de Cesárea marítima a Jerusalén con el
propósito de observar de cerca a los judíos, ya que todas las fiestas que
celebraban (y celebran aún) tenían que ver con el tema de la libertad de Israel
y de la venida del Mesías, por consiguiente era común escuchar mensajes que
incluso podían provocar un ardid entre los judíos y motivar una revuelta o
estallido social en el lugar, lo cual no era nada conveniente para los romanos,
quienes gobernaban toda esa zona del medio oriente.
Desde la “Fortaleza Antonia” los romanos observaban
meticulosamente todo lo que los Judíos hacían durante las fiestas para evitar
cualquier disturbio y/o situación beligerante. Este lugar era el cuartel
general de “la compañía”, compuesta por mil hombres (V.31) y a la vez la
residencia del “tribuno” u oficial de mayor rango. Esta fortaleza se encontraba
ubicada sobre un precipicio (V. 35) desde el cual se divisaba toda el área del
templo; y desde ese punto estratégico, los centinelas romanos se percataron del
alboroto e informaron a su comandante (V. 31-32).
El uso del plural “centuriones” (V. 32) sugiere que Claudio
Lisias (ver Hch. 23:26) llevó a por lo menos 200 soldados con él, puesto que
cada centurión comandaba cien hombres.
Es bien seguro que los escritores bíblicos no tuvieron el
propósito ni el deseo de ser mal entendidos. Ni tampoco es razonable suponer
que las Santas Escrituras, dadas por inspiración de Dios, tengan la naturaleza
de un enigma a fin de ejercitar la ingenuidad del lector, mucho menos cuando
nos encontramos con la orden dada por Dios:
Dt. 27:8 “Y escribirás muy claramente en las piedras
todas las palabras de esta ley.”
Por consiguiente, debe esperarse que los sanos principios de
hermenéutica sirvan de elementos de seguridad y de satisfacción adicionales en
el Estudio de la Palabra de Dios.
El sentido histórico‑gramático de un escritor es una
interpretación de su lenguaje, tal como las leyes de la gramática y los
hechos de la historia lo exigen. No se preparó un lenguaje nuevo para los
autores de las Escrituras; ellos se conformaron al lenguaje corriente del país
y de la época. De otra manera sus composiciones hubiesen sido ininteligibles.
Es necesario que prestemos atención a las definiciones y
construcciones que un autor da a sus propios términos y jamás pensar que
intenta contradecirse o confundir a sus lectores. También debe estudiarse el
texto, así como la conexión de ideas, a fin de entender el asunto general, el
plan y el propósito del escritor.
Pero muy especialmente es necesario determinar la
correcta construcción gramatical de las frases. El sujeto, el predicado y
las cláusulas subordinadas deben analizarse cuidadosamente y todo el
documento, libro o epístola, tiene que ser considerado, en cuanto sea posible,
desde el punto de vista histórico del autor.
El sentido histórico‑gramatical se desarrolla, además, por
el estudio, tanto del contexto como del objeto de la obra de un autor. La
palabra "contexto" (en latín "con"
significa junto y "textus"
quiere decir tejido) denota algo que está tejido junto o
entramado (como si fuera una tela) y, cuando se la aplica a un documento
escrito, se entiende por ella la conexión de pensamiento que se supone debe
existir en cada uno de los pasajes o períodos que, sumados, forman el conjunto
del documento. A esto algunos dan el nombre de conexión.
El contexto inmediato es el que
inmediatamente precede o sigue a una palabra o sentencia dadas. Contexto
remoto es aquel cuya conexión no es tan cercana y puede abarcar todo
un párrafo o sección.
HERMENÉUTICA Y EXÉGESIS
El término exégesis (del griego exeghéomai)
significa explicar, interpretar y describir, resultando ser casi un sinónimo de
la palabra hermenéutica; sin embargo, hay una diferencia técnica importante:
La hermenéutica es la ciencia que establece los principios y
normas para la interpretación y la exégesis es la que los aplica. Entonces el
exégeta (usted) es el que aplica las diferentes técnicas,
principios o normas de interpretación correctamente para una clara comprensión
y exposición de la Palabra de Dios.
SIGNIFICADO Y SENTIDO
Debemos tomar en consideración que estas dos palabras tienen
un peso importante al interpretar textos, ya que no es lo mismo “significado”
que “sentido”.
El significado es absoluto; cada palabra
o término tiene su propio significado y es lo que la palabra quiere decir por
sí misma. Cada palabra tiene un solo significado.
El sentido, por el contrario, es rico y variado; cada
término tiene o puede tener una gran variedad de sentidos.
Por ejemplo, la palabra “blanco” básicamente se
refiere a un color de la escala cromática, ese es su significado.
Pero de acuerdo con las circunstancias y contextos en que se
usa esa palabra, puede pasar a tener muchos sentidos. Esta palabra puede
referirse a:
- Un
punto al que se apunta para disparar
- Un
estado de pureza,
- Un
apellido, etc.
El significado lo da la palabra en sí misma, pero el sentido
se lo dan el uso o las circunstancias.
EL PUNTO DE VISTA HISTÓRICO
Al interpretar un documento es de primordial importancia
descubrir quién fue su autor y determinar la época, el lugar y las
circunstancias en que escribió. Por consiguiente, el intérprete debe tratar
de olvidar el momento y circunstancias actuales y trasladarse a
la posición histórica del autor, mirar a través de sus ojos, darse cuenta del
ambiente en que actuó, sentir con su corazón y asir sus emociones.
Aquí notamos el alcance del término “interpretación
histórico‑gramatical”. Tenemos que apropiarnos no sólo la tendencia gramatical
de las palabras y frases sino, también, sentir la fuerza y la situación de las
circunstancias históricas que, en alguna forma, pudieron afectar al escritor.
De ahí, también, puede deducirse cuán íntimamente relacionado puede estar el
objeto o designio de un escrito con la ocasión que sugirió su producción. La
individualidad del escritor, su medio ambiente, sus necesidades y deseos, su
relación para con aquellos para quienes escribió, su nacionalidad y la de
ellos, el carácter de la época en que escribió, todas estas cosas son asuntos
de la mayor importancia para una perfecta interpretación de los varios libros
de la Biblia.
Especialmente debiera el intérprete tener un concepto claro
del orden de los acontecimientos relacionados con todo el curso de la historia
sagrada, tales como la historia contemporánea (hasta donde se pueda conocer) de
las grandes naciones y tribus de los tiempos patriarcales; los grandes poderes
de Egipto, Asiria, Babilonia y Persia, naciones con las cuales los israelitas
estuvieron varias veces en contacto; el Imperio Macedónico, con sus posteriores
ramas tolemaicas y seleucidaicas (que infligieron muchas penas al pueblo judío)
y la conquista y dominio subsiguientes de los romanos.
El exegeta debiera ser capaz de situarse en cualquier punto
de esta línea de la Historia, donde quiera que pueda hallar la época de su
autor; y desde allí asir vívidamente las remotas circunstancias. Debe buscar
familiaridades con las costumbres, vida, espíritu, ideas y ocupaciones de
aquellas diferentes épocas y tribus y naciones, para poder distinguir
prontamente entre lo que perteneció a una y lo que perteneció a otra.
Con semejante conocimiento estará habilitado no sólo para
trasportarse con el pensamiento a una época dada sino, también, para evitar el
confundir las ideas de una época o raza con las de otra.
No es tarea fácil el despojarse del instante actual y
transportarse a una época pasada. Sin embargo, esto es parte del ejercicio
espiritual que dará al exégeta la capacidad para no solo estudiar sino también
vivir la Biblia.
Cuestionario.
- ¿Qué
es hermenéutica?
- ¿Qué
preguntas debemos hacernos inicialmente para un mayor provecho de la
Palabra de Dios?
- ¿A
qué se refiere el término “contextualización”?
- ¿Qué
diferencia existe entre el contexto inmediato y el remoto?
- ¿Cuál
es la diferencia entre hermenéutica y exégesis?
- ¿Cuál
es la diferencia entre significado y sentido?
- ¿A
qué se refiere el método de interpretación conocido como
“histórico-gramatical”?
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