INTERPRETACIÓN DE LA PROFECÍA BÍBLICA
I. Observaciones generales
Antes de considerar las reglas específicas que rigen la
interpretación de la profecía, es necesario hacer ciertas observaciones
generales concernientes a la naturaleza del lenguaje profético.
A. Características de
la profecía.
- La
profecía puede aparecer como un solo evento, pero en realidad puede haber
un cumplimiento doble, triple o cuádruple.
- La
profecía se presenta a simple vista como múltiples hechos individuales, lo
cual, a veces puede aparecer como si algunas predicciones particulares
(profecías) se contradijesen entre sí, cuando en realidad son solo partes
en las cuales las ideas reveladas están separadas; como es el caso de los
aparentes contrastes que surgen al ver al Mesías primeramente en un estado
sufriente y luego en un estado de gloria.
- La
profecía puede aún ser revocada. Véase el caso de Jonás al declarar la
profecía de juicio que se avecinaba sobre Nínive.
- Muchas
profecías, especialmente aquellas que tratan acerca de Cristo, se cumplen
literalmente.
- Las
profecías frecuentemente forman parte de un todo y, por lo tanto, deben
compararse unas con otras.
- El
profeta ve juntas las cosas que están considerablemente separadas en su
cumplimiento.
B. El elemento TIEMPO
en la profecía.
- Los
profetas hablaron de cosas pertenecientes al futuro como si estuviesen
presentes a su vista (Is. 9:6).
- Hablaron
de cosas futuras como si hubieran pasado (Is. 53).
C. La ley del doble
cumplimiento.
Dos eventos considerablemente separados en cuanto al tiempo
de cumplimiento, pueden juntarse alrededor de una profecía. Esto es así por
cuanto el profeta tenía un mensaje para su propio día y también para algún
tiempo futuro.
Las profecías tienen frecuentemente un significado doble, y
se refieren a eventos diferentes, uno cercano y otro remoto; uno temporal y el
otro espiritual o eterno. Lo que no se ha cumplido en el primero, debemos
aplicarlo al segundo; y lo que ya se ha cumplido en el primero, frecuentemente
puede considerarse como tipo o típico de lo que falta por cumplirse.
Vemos también que las profecías dadas para cumplimiento
remoto, venían acompañadas de otras profecías o promesas a cumplirse en sus
propios días y en su propia generación con el propósito de confirmar la fe de
los hombres, así se demostraba que si la cercana era verdadera entonces la
remota tendría también su cabal cumplimiento. Así, por ejemplo, el nacimiento
de Isaac bajo las más raras circunstancias ayudaría a Abraham a creer que en su
simiente serían benditas todas las familias de la tierra.
D. Profecías condicionales.
Las predicciones que anuncian juicios venideros, no declaran
por sí mismas el futuro absoluto del evento, sino que solo declaran lo que
deben esperar las personas a quienes fueron hechas, y lo que ciertamente
acontecerá, a menos que Dios mediante su misericordia se interponga entre la
advertencia y el evento. Esto se ilustra por medio de la profecía de juicio
sobre Nínive, cuyo cumplimiento estaba condicionado a la respuesta de ellos.
¿Podría decirse que todas las declaraciones proféticas son
condicionales? De ninguna manera. Hay algunas cosas tocantes a las cuales “Juró
Jehová, y no se arrepentirá” (Sal. 110:4).
II. Métodos de revelación profética.
Además de la declaración profética vista en un sentido
literal, los eventos futuros fueron revelados por medio de tipos, símbolos,
parábolas, sueños y éxtasis proféticos.
Por lo tanto, la interpretación adecuada de las porciones
proféticas de las Sagradas Escrituras depende mayormente del dominio de los
principios y leyes del lenguaje figurado, y de los tipos y símbolos.
A. Revelación
profética por medio de tipos.
Un tipo en la profecía bíblica es una institución, evento
histórico o una persona establecida por Dios, que prefigura efectivamente
alguna verdad relacionada con el cristianismo; el cual debe tener una conexión
divinamente determinada con su cumplimiento.
Al interpretar las profecías reveladas por medio de tipos,
es importante observar que las mismas máximas hermenéuticas, se aplican también
aquí; es decir, usamos las mismas reglas que se usan para interpretar las
figuras retóricas; comparamos la historia o el tipo con el cumplimiento;
revisamos las interpretaciones de otros; etc.
Precaución. Al aplicar estas reglas, es
importante recordar que los escritores sagrados no destruyeron el sentido
histórico de la Escritura para establecer el sentido espiritual; ni encontramos
un significado escondido en las palabras, sino solo en los hechos de cada
pasaje; y que se limitaron a exposiciones que ilustraban alguna
verdad de importancia práctica o espiritual.
Ejemplo. (Ex. 29:4).
“Y
llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los
lavarás con agua.”
Aarón (tipo profético de Cristo) participa en el
lavamiento (e. d. símbolo de la regeneración [Véase Tit. 3:5; Jn. 3:5-6]): (1)
porque necesita hacerlo (no así con Cristo [Véase He. 7:26-28]); y (2)
para tipificar la acción de Cristo quien recibió el
bautismo de Juan (cumplimiento del tipo profético), no por necesitarlo,
sino para identificarse a sí mismo con los pecadores y cumplir el tipo de
Aarón. Tal como en el caso de Aarón, la unción siguió al lavamiento (Véase Ex.
29:7 y compárese con Mt. 3:14-16).
B. Revelación
profética por medio de símbolos.
El segundo método de interpretación de la revelación
profética es por medio del uso de símbolos, y estos pueden ser de 6 clases
diferentes:
- Personas.
- Instituciones.
- Oficios.
- Eventos.
- Acciones.
- Cosas.
Para interpretar los símbolos de la profecía bíblica debemos
considerar lo siguiente:
- El
punto de vista histórico del escritor o profeta.
- El
contexto que rodea al símbolo y su campo de acción.
- La analogía y significado de los símbolos y figuras similares, usados en otras partes de la Biblia.
Ejemplo. (Dn. 2:31-35; cf. Dn. 2:37-45).
31Tú, oh rey, veías, y he aquí
una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy
sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. 32La
cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su
vientre y sus muslos, de bronce; 33sus piernas, de
hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. 34Estabas
mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en
sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 35Entonces
fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y
el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin
que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue
hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
En este ejemplo vemos que el profeta Daniel describe una
imagen con la siguiente simbología:
- Cabeza
de oro. Simboliza el imperio babilónico, cuya gloria no se ha dado
jamás en ningún otro imperio.
- Pechos
y brazos de plata. Simboliza al imperio Medo-Persa, los cuales son dos
imperios (dos brazos) que se unieron para la conquista del mundo conocido
en ese entonces.
- Vientre
y muslos de bronce. Representa al imperio griego (Alejandro Magno), de
corta duración, tal y como lo es el talle de la imagen.
- Piernas
de hierro. Representan al imperio romano, el cual tuvo una duración de
1000 años, es por ello que es representado con la parte más larga de la
imagen, y las dos piernas porque el imperio romano se dividía en oriental
cuya capital era Constantinopla y occidental cuya capital era Roma.
- Pies de hierro con barro cocido. Representan el último imperio de la historia, la Unión Europea, la cual se ha dado a partir de alianzas humanas pero sin mezclarse entre sí; es decir, estas naciones cooperan entre sí pero en ningún momento se unen. Esta comunidad es hija del antiguo imperio romano (de hecho el tratado que se hizo al establecer dicha comunidad tiene por nombre “Tratado de Roma”.
C. Revelación
profética por medio de parábolas.
Recordemos que la parábola no es otra cosa que una narración
construida para comunicar verdades importantes, de las cuales el Señor hace uso
frecuente como canal de la revelación profética. Por lo tanto, la correcta
interpretación de las parábolas es de suma importancia.
Veamos 4 reglas para interpretar las parábolas que presentan
un contenido profético:
- Debemos
asegurarnos de conocer el alcance general de la parábola y sus propósitos,
bien sea por referencia al contexto, o a pasajes paralelos.
- No
debe sacarse ninguna conclusión doctrinal de parábolas o tipos, o de
alguna parte de ellos.
- Toda
parábola tiene dos sentidos, el sentido literal o externo, y el sentido
espiritual o interno. El sentido literal debe ser el primero en
explicarse, para que la correspondencia entre éste y el sentido espiritual
sea más fácilmente percibida.
- Es importante considerar las circunstancias históricas, así como un conocimiento de la naturaleza y propiedades de las cosas de las cuales son tomadas las similitudes.
Ejemplo. (Mt. 24:32-34).
32De la higuera aprended la
parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el
verano está cerca. 33Así también vosotros, cuando veáis
todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34De
cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
En esta parábola el Señor usa algunos elementos que son
claves: “la higuera”, “el verano”, “a las puertas” y “esta
generación”.
La higuera representa al pueblo de Israel; el
verano representa al Señor Jesucristo;a las puertas se refiere a
la cercanía de Su venida; y por último, ésta generación, que
representa a la generación que viera a la higuera reverdecer.
Parte de esta profecía ya se ha cumplido, porque la higuera
(Israel), después de haber sufrido la diáspora y el exilio por tantos años, el
14 de mayo de 1948 declara su independencia y se inicia el retorno del pueblo
israelí, cumpliéndose asíNeh. 1:9; Is. 43:5; Jer. 30:3; Ez. 36:24; Ez.
37:12; Ez. 37:21; Sof. 3:20; etc.
Entonces, la generación que viera reverdecer
o renacer a la nación de Israel (la higuera) sería la que
estaría muy cerca (a las puertas) de ver al Rey de Reyes y Señor de
Señores, venir con gran poder y gloria (la llegada del verano).
D. Revelación profética por
medio de sueños y éxtasis.
En los períodos primeros de la revelación profética, ésta
fue dada frecuentemente por medio de sueños y trances extáticos. En Nm. 12:6
dice: “Y él
les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová,
le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.”
El sueño es notablemente prominente entre las formas
primitivas de recibir revelación divina (AT), pero llega a ser menos frecuente
en el período posterior (NT). Veamos algunos casos notables:
El de Jacob en Bethel (Gen. 28:12); el de Salomón (1 R. 3:5,
9:2); los de Nabucodonosor (Dn. Cap. 2 y 4); el de Daniel (Dn, 7:1); el de José
(Mt. 1:20, 2:13-14); el de los magos del oriente (Mt. 2:12). La “visión nocturna”
parece tener esencialmente la misma naturaleza del sueño (comp. Dn. 2:19; 8:1;
Hch. 16:9; 18:9; 18:23).
Pero observamos que los sueños fueron más bien las formas
primitivas e inferiores de la revelación divina. Una forma más elevada fue la
del éxtasis profético, en que el espíritu del vidente era poseído por el
Espíritu de Dios y, mientras aún retenía su conciencia humana, y podía
experimentar emociones humanas, era arrebatado por visiones del Altísimo y se
hacía conocedor de palabras y cosas que ningún mortal podía percibir en lo
natural (2 Co. 12:2-4).
III. Reglas para la interpretación de la profecía.
La interpretación de la profecía requiere atención en
relación con las palabras, el contexto, la gramática, y las situaciones
históricas que son los principios aceptados con respecto a cualquier campo de
interpretación.
- Interprete la profecía literalmente siempre que sea posible. Se debe leer al profeta literalmente; considerar que el significado literal es el significado; el profeta se está moviendo entre realidades, no entre símbolos; entre cosas concretas como personas, no entre cosas abstractas como nuestra iglesia, nuestro mundo, etc. Por regla general podemos aceptar la biblia literalmente; Dios hace obvias las ocasiones en que Él quiere que interpretemos algo simbólicamente. Como muchas de las profecías del AT ya se han cumplido de forma literal, como por ejemplo cuando Dios transformó el agua en sangre (Ex. 4:9; 7:17-21), no debe ser difícil imaginar que los eventos proféticos futuros se cumplan literalmente en el momento apropiado. Solo cuando los símbolos o las figuras del lenguaje no tienen ningún sentido al interpretarlos literalmente, debe buscarse otra forma de interpretación que no sea literal.
- Interprete
de acuerdo con la armonía de la profecía. Esto lo vemos aplicado en 2
P. 1:20-21, donde el autor afirma que ninguna profecía es de
interpretación privada. La profecía debe interpretarse en armonía con todo
el programa profético. Esto requerirá un estudio cuidadoso, no solo de los
temas generales de la profecía, sino también de todos los pasajes
relacionados con cualquier tema dado para que se logre una vista
armonizada, ya que una predicción con frecuencia arrojará luz sobre otra.
- Observe
la perspectiva de la profecía. Los eventos que tiene relación
unos con otros y que son partes de un programa, o algún evento típico de
otro, pueden unirse en una sola profecía, de manera que halla una doble
referencia, aun cuando estén grandemente separados en su cumplimiento.
Esto es particularmente cierto en las predicciones de los así llamados
“profetas mayores”, donde muchas veces las profecías concernientes al
cautiverio babilónico, los eventos del día del Señor, el regreso de
babilonia, la diáspora, y su futura reunión desde todos los rincones de la
tierra, se presentan aparentemente juntos en forma casi indiscriminada.
- Observe
las relaciones del tiempo. Los eventos que están grandemente
separados, en cuanto al tiempo de cumplimiento, pueden ser tratados dentro
de una profecía. Esto es particularmente cierto en las profecías
relacionadas con Cristo, donde eventos del primero y del segundo
advenimiento se mencionan juntos como si fueran a realizarse al mismo
tiempo. Es importante observar que el profeta puede mirar eventos
grandemente separados como continuos, o cosas futuras como pasadas o
presentes.
- Interprete
la profecía según la cristología. El tema central de toda profecía es
el Señor Jesucristo. Su persona y su obra son el gran tema de la historia
profética (1 P. 1:10-11; Ap. 19:10).
- Interprete
históricamente. Es necesario conocer el fondo histórico del profeta y
de la profecía. Este fondo histórico incluirá: el sentido
completo y la significación de todos los nombres propios,
eventos, referencias geográficas, referencias a usos y costumbres (parábola
de las diez vírgenes de Mt. 25:1-13) y referencias a la flora y la fauna
(parábola del trigo y la cizaña de Mt. 13:24-30).
- Interprete
gramaticalmente. Se menciona solo este punto para recordar al
intérprete de la profecía que las reglas estrictas que gobiernan la
interpretación gramatical deben aplicarse a este campo de estudio con no
menos cuidado.
- Interprete
de acuerdo con la ley del doble cumplimiento. En este punto es
suficiente recordar que muchas veces puede haber en una profecía un
aspecto cercano y otro lejano.
- Las
profecías sobre Israel y sobre la iglesia no deben confundirse. Las
promesas de Dios para Israel que se cumplirán en los “postreros días”, en
particular las que se refieren al castigo de Israel durante la
tribulación, no tienen nada que ver con la iglesia. La Biblia realiza
promesas específicas a la iglesia en el sentido de que será arrebatada al
cielo antes de la tribulación (Jn. 14: 2-3; 1 Co. 15:51-52; 1 Ts.
4:13-18).
- Para
los pasajes simbólicos, comparar Escritura con Escritura. La Biblia no
se contradice. Aun cuando la escribieron muchos hombres inspirados
divinamente en un periodo de 1600 años, es sobrenaturalmente congruente en
su terminología. Por ejemplo, la palabra “bestia” se usa 35 veces en
Apocalipsis y muchas otras en otros pasajes de las Escrituras. Daniel
explica que la palabra es símbolo de un rey o de un reino (Ver Dn. 7:8).
Al examinar los contextos en Apocalipsis y Daniel, descubriremos que
“bestia” tiene el mismo significado en ambos libros. Muchos otros símbolos
de Apocalipsis fueron tomados directamente del AT. Estos incluyen el
“árbol de la vida” (Ap. 2:7; 22:2,14), el “libro de la vida” (Ap. 3:5) y
Babilonia (Ap. 14:8).
Solo resta decir que la observancia de estas reglas
ortodoxas de interpretación profética nos guiará a una interpretación correcta
de las Escrituras.
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén. (2 Co. 13:14).
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